Wednesday, June 21, 2006

Una semana antes de viajar todo parecía venirse abajo.
Carlitos me dijo que no iba porque iba a invertir el dinero en su primera publicación. Cristian no se había ni enterado, o mejor, había olvidado que debía ir a este lugar; caña flecha no tenía ni un cuarto de la plata porque no le pagaron una deuda; Ivancho tenía problemas con dejar a su papá (quién estaba enfermo) y a su mamá, los dos tenían encima que su hermana se había ido a vivir a Italia; Memo me dijo que si podía me caía; Diego compró un pasaje para Santa Marta sin saber si terminaba la contabilidad de sus clientes.
Los primeros días durmiendo en hamaca no son fáciles. El frío, los zancudos, la sensación de estar al aire libre, la paranoia de la ciudad, encontrar la forma adecuada de acomodarse. Con los días, a medida que uno va soltando el smog, la hamaca se va convirtiendo en una gran compañera, tu pequeño espacio, tu pequeña propiedad privada. Dicen los chamanes del putumayo que la hamaca es la oportunidad de separarse del peso energético de la tierra.


El viento recio de las primeras noches nos tuvo al borde de un aguacero. Ivancho y yo recordamos la madrugada en que cayó un vendaval y tuvimos que estar sentados con chompa bajo el agua , largas horas de un tiempo sin reloj, con las gotas cañendo sobre el plástico, y las manos calentando el cuerpo. En la carpa estaban Chicha y Fercho con las provisiones de comida y las maletas. Nosotros no cabíamos, era imposible entrar. Fercho tenía prioridad porque no tenía chompa. Chicha llegó primero. La verdad es que dormir en la carpa era una mierda. Arena, Zancudos encarcelados, hormigas, azúcar, olor a practiguizo aplastado por el afán de entrar.

Son eso de las 10:30 PM. Iván y yo somos los encargados de la fogata. Una sombra oscura aparece en el horizonte, la nube se posa sobre las olas de un mar que no cede al golpe. La llama baila puya al compás de un viento huracanado. Le echamos hoja de palma seca y se enciende con fuerza. Hay noches en que no hay nube que nos perturbe, y cuando no hay nube no hay viento, y si no hay viento hay zancudos, y si no hay viento se demora la fogata, y si se demora la fogata se demora la cocina, y si se demora la cocina te pican los zancudos.

Mañana iremos a la piscina de las olas, ojala no llueva hoy. No veo la hora de comer y acostarme en la hamaca.

1 Comments:

Anonymous Anonymous said...

ey viejo lorza me gustaría saber un poco mas de dormir tantos días en la hamaca, yo no podria. tambien de la seguridad, ¿eso no es peligroso?; y de los costos del viaje........pipe

Tuesday, 27 June, 2006  

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